viernes, 11 de septiembre de 2009

Sucio, usado y abandonado

Ahogado en el vomito de una dulce fanfarria
los lagos producto de la boca calcinan su
cuerpo con el hedor
Las voces susurran su caridad al aire, pero
ninguna extiende su mano al hombre caído,
dulce brindis ha la época de la indiferencia
¡brindemos por los que no quisimos salvar, ni salvaremos!
¡brindemos por el orgullo de mirar al costado!
En un mundo de sanguijuelas el hombre sigue
caído y sin sangre, entre diarios y agujas mece
su divina esperanza, implora, grita, escupe.
el hombre se encuentra sucio, usado y abandonado

¿Acaso puedes descender más, buen hombre?
¿Qué tan profundo es el abismo?
Por supuesto que se puede descender aún más
se ha llegado a un punto donde el espejo se rebela
a reflejar la imagen. ¡Escapa de la realidad!
se esfuma con el último adiós.

Consumido en su existencia, levanta su
fornido y gastado cuerpo, vomita verdades
por doquier, ruega a las personas, a los cielos y
a los perros un poco de cariño, pero sólo los perros
le Responden y para su terrible desgracia
lo hacen en un idioma que él no entiende.

Quiere ahogar sus penas en elixires pero
las malditas saben nadar ¿cuando han aprendido
semejante cualidad? ¿Quien fue el idiota que les enseño?
Los enfermos ya no pueden crear sus paraísos artificiales
y ante este problema crean poesía.

Federico (11/09/09)

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