Puede tu gualicho encadenar el alma,
pero son sus ojos los que van a iluminar
el camino.
Cerca y lejos, se agrupan los pasos indomables,
tan naturales, la resurrección del corazón
en su labios, la musa secreta.
Una revelación a la luz de la luna, el espacio
cercado, dos suspiros perdidos en los cuellos
y el fragor de esa noche, todavía onírica
Encandilado por el resplandor de los inexplicable,
vaga libre, sin destino, el sentimiento huérfano
que espera su adopción con miedo y esperanza.
Camina con sus pies y en sus manos sostiene
el corazón, el mejor regalo que de la primavera, listo
para entregárselo a su musa secreta
Este es uno de los tantos cantos para ella
y en la sombra de un nuevo día, esperando
la luz apropiada, una sonrisa.
Federico 28/04/11
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