miércoles, 27 de enero de 2010

La novia del huraño

Aún no puedo comprender esta hermosa relación sadomasoquista.
Doy por hecho que la soledad no sólo es mala compañera sino también pésima consejera. De todas formas noche tras noche me sigo acostando con ella.
No calma el dolor, no me hace feliz, no me cuenta como ha sido su día, simplemente se queda callada a mi lado y observa.
A donde voy, la soledad también va, esa debe ser una de las causas de porque mis amigos prefieren estar poco tiempo a mi lado. La sienten y eso les debe incomodar. Les produce miedo y pavor su presencia y su posible enamoramiento hacia ellos.
Mi corazón me dicta que le pertenezco a ella, pero ella no le pertenece a nadie. Es un paradigma universal. Una dicotomía entre el bien y el mal.
Con el paso del tiempo, desgasta mi cuerpo, la soledad odia a la belleza, la escupe y avergüenza. Le gusta lo oscuro, el vacío, todo aquello que requiera dejarse estar y resignarse. Sin dudas su peor enemigo es el espejo, ya que no existe la soledad sin miedo. El miedo la vuelve vulnerable, la invita a replantearse su pasado, presente y futuro.
En los momentos en que ella descansa, vago por el mundo en busca de un espejo, para tenderle una trampa, para por fin poder librarme de ella. Empezar a apreciar la vida es la meta.
A lo largo del camino he despejado posibles espejos: dios, una mujer, el dinero, los amigos. Todos los experimentos fallaron y se que de a poco las opciones se están acabando.
Por momentos la música, anestesia a la soledad y me permite vivir la vida a pleno, pero el efecto no es duradero, enseguida se levanta, asustada, me observa fijo, con ojos enjuiciadores. Presiento que sabe lo que intento hacer, igual así, no dice nada, es una fiel espectadora de los acontecimientos.
Se alimenta del conocimiento y el desencanto, las jerarquías son sus anfetaminas preferidas, a la hora de entablar una relación social, se entromete y corrompe el noble espíritu de la conversación, objetivando cada detalle y gesto.
Cuando otro humano supera sus expectativas, la soledad se aparta he indaga a su propio amante, recordándole, que el no es lo suficiente capaz como para estar allí, de esta manera, juega con la inseguridad de su amor y lo aleja de un posible afecto. Soborna a la envidia y lo invita a la fiesta.
La locura es una de las enfermedades que mas aterra a la soledad y por eso me permite “salir a jugar de vez en cuando” para no caer en sus garras. El control de esta patología lo es todo en su vida.
Me aterra pensar en vivir sin soledad, pero internamente se que ella nunca podrá controlar a la locura para siempre y como buen pecador, terminaré cediendo, gritando y pateando. Si no bebo un trago con la locura, jamás podré comprenderla y tratarla, para que no me termine de excluir de un mundo en el cual todavía hay muchas cosas bellas por descubrir.
Hablare con la locura cuando la soledad se duerma y las velas que iluminan este infierno se apaguen.


Federico (28/01/10)

miércoles, 20 de enero de 2010

LOS AMANTES

Celebrare cuando la oscuridad desaparezca.
Son solo minutos transformados en años,
sonrisas que nacen con un “te amo”.

Celebrare cuando las ciudades caigan
y los amantes se besen.
Ignorare el grito de auxilio de los
subterráneos y dejare a mi corazón
Hablar.

Ebrio de lujuria me paseare por sus
piernas, hasta que el reloj se
quede sin tiempo.

Necesito que me despierten después de
morir para enfrentar un mundo
Hemipléjico y perdido.

Me aferro a tu mano y a tu idea.
Una ola inmensa amenaza con
destruirnos y tus ojos verdes
duermen con la imagen.

Nuestro mundo es una cama,
una silla, un balcón.
Nadie puede evitar nuestros
Juegos.

Hoy es noche de amantes y no
veo por que no.
Silencio, risas y complicidad
Sorda al corazón de los
que quedaron atrás.javascript:void(0)




Federico (21/01/2010)