viernes, 19 de septiembre de 2008

Otoño

Abismal penetra tu sonrisa en mi caminata otoñal, las hojas se mimetizan con lo cansado del follaje, distante de la ciudad y muy cerca de un bosque habita lo que alguna vez quise amar. Lejos, muy lejos allá en algún rincón se encuentra lo que siempre quise tener.
Cada fin de verano me da una excusa perfecta para andar por ese extraño sendero que muy pocos cruzan y en donde no existe ni la luz ni la oscuridad, ya que juntas ahí reposan y se transforman en algo extraño y exitante.
Los árboles se agolpan en la entrada de aquel nido de almas, las puertas de hierro inglés chillan al verme pasar, como raro saludo de bienvenida aletean en una sofocante desesperación, frías, opacas y llorosas.
Por un caminillo están mis mil razones de visita, año tras año, otoño tras otoño, devotamente asistó a lo que podría haber sido mi felicidad. Bajo un árbol de flores violetas se encuentra un pequeño mausoleo en el cuál está escrito con letras góticas un nombre deliciosamente perfecto que me permite recordar un inexistente pasado y crear un exótico futuro.
Dulce Selene, ¿como estas?, ¿que has hecho en todo este tiempo sin mi?, seguro que te agasajaste deleitosa en placeres nocturnos y jugaste con los vivos, moviéndote de un lado para el otro sin penas ni obligaciones y con el viento como fiel hermano de tus travesuras.
Mi amor- ¡ que perfecta luz te ilumina ! es menester que sepas que te he extrañado sin llorar y sin pensar en ti en las restantes estaciones del año, soy un hombre fiel y lo sabes, no te he visto, ni tampoco se quien eres más allá de tu hermoso nombre, pero sabes bien que en cada muerte de verano, como alma nueva, vuelvo a tu descanso esperando verte y soñando conquistarte.
Hazme un lugar, pronto volveré y juntos estaremos, por fin nos conoceremos, tenme paciencia aun tengo cosas por las que vivir, luchar y reír.
Cuando la inocente justiciera venga a hacer su trabajo, no opondré resistencia por que sé que ella está de mi lado y que quiere vernos abrazados y entrelazados en un sueño eterno, en una perfecta armonía de otoño.



federico