lunes, 24 de noviembre de 2008

¡Volemos, juntos volemos!

Las dagas de luz solar queman mi vista durmiente, el aire denso por el encierro vence al frágil viento que ingresa por las cerraduras.
Mi cabeza no para de girar alrededor del mismo dolor, fatigoso, sofocante, insaciable y anestesiante.
Los libros forman un calabozo que oculta mi cama y mi cuerpo cansado. Todo da a entender que será otro día más, simple y exótico.
Las voces de los vecinos se mezclan con el ruido de los transeúntes molestos
y solitarios, todos gritan sus verdades y mentiras, todos mueven sus brazos como
Cuan gesto primitivo animal, mil mentiras y mil verdades por segundo, muchos negocios que nacen y mueren por hora.
Por breves lapsos de tiempo he intentado escuchar el sonido de las agujas de mi reloj, pero no me es posible, algo me estorba, un llanto tedioso molesta mi reflexión sin sustancia, algo no me deja escuchar las voces del alma y el canto de la primavera.
Enojado, decidí tomar cartas en el asunto, por eso subí a la terraza del departamento para acallar el llanto. Grata fue mi sorpresa al ver a mi locura sentada, sufriendo y oculta en la sombra que daba una vieja pileta. Muy despacio me acerque hacia ella y la tome del hombro y le pregunte susurrándole al oído - ¿que sucede, por que no estás en casa conmigo?
-No puedo volver, tengo un sueño que cumplir – me dijo con un hilo voz-
-¿Que sueño? ¿De que estas hablando? – respondí agresivamente. Mirándome a los ojos tomo mi cara y la encerró en sus dulces manos, con luz en sus ojos miró al cielo y luego a mis cansados ojos. Dulcemente contesto:
- mi sueño es saltar y ¡volar hasta el cielo! ¡Que digo! ¡más alto que el cielo! Hablar con las estrellas y contarles mis secretos, surcar un horizonte lejos de lo conocido, descubrir y entender todo el universo. Pero algo me lo imposibilita, tengo miedo de perder todo lo que ya está perdido aquí en la tierra, los vicios, los placeres vulgares, las ideas, las formas de amistad.
Con una pena enorme tomé su mano y mira el la puesta de luz, las lagrimas formaban nuevos caminos en mi rostro, algo tenia que hacer, esta era mi oportunidad de ayudar.
Agarre su mano con fuerza y le dije – mil de veces me has ayudado a vivir y disfrutar, es momento de que yo te ayude ¡juntos volaremos mas alto hacia las estrellas y desarmaremos y armaremos constelaciones! ¡Toma mi mano fuerte y corre junto a mí!
¡Hoy yo te enseñaré a volar!
Sin más demora, mi locura agarró mi mano con fuerza y juntos corrimos largo trecho hasta el final de la línea que separaba la tierra de las estrellas, el dolor y el amor , la verdad y la mentira.
Algunos dicen que caímos lentamente y otros dicen que volamos más alto que el sol, lejos de la tierra y mas cerca de nuestros sueños.




fede (24/11/08)

No hay comentarios: