Aun, desde mi cielo, no entiendo porque el mundo se esmera en borrar las sonrisas, encarcelar las caricias y liberar de sus cadenas al perro rabioso del orgullo.
Es un canino fiero, de mordida dolorosa, que contagia al resto y provoca eternas guerras sobre campos donde antes crecían flores.
Federico 10/07/10
1 comentario:
me encantó, yo sufrí/o de esas guerras protocolares made in orgullo!!. Abrazooo
pasate por mi blog y dejame un pire o lo q pinte
http://piremostodosjuntos.blogspot.com
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