domingo, 28 de julio de 2013

AJEDREZ

Así nos tiene la vida
como un ajedrez viviente
luchando esta el peón
por ser rey al final
del tablero

Que paradójico, solo
el peón quiere cambiar
mientras que el caballo
corre, el alfil saca pecho
y la torres vigilan linealmente

Pero no les crean
todas quieren ser
rey, las torres como
fuerzas armadas suspiran
por ello

Los alfiles de la ley
rodean al rey mirando
y con el poder del derecho
buscan el trono real
para dejar de andar en diagonal

Y el caballo esta ahí, siempre útil
moviéndose irregularmente
como los mercados, extraño andar
tienen estos caballos que
en la oscuridad desean ser rey

Por ultimo están los más,
los mas chicos, los que
tiene un andar más lento
y que mas expuestos están
la carne de cañón del sistema

Algún día los peones se darán
cuenta de este juego y ellos
son más y quizás rompan

los casilleros que marcan
el camino hacia el rey.


Federico Rollini
28/07/2013

martes, 23 de julio de 2013

Charol

No pretendo que me crean, no es necesario, estoy seguro de lo que viví y fue real, solo me parece correcto mencionarlo y no callar la  formula para  volver a darle vida a una persona amada.
Lo recuerdo todos los días, es muy difícil olvidar ese precioso y único momento que poco duro, menos de un minuto, pero que sin embargo, se hace presente todo el tiempo mientras camino la ciudad, leo un libro o simplemente miro desde una plaza sentado
Mi abuelo murió cuando era chico, tenia 6 años, estaba en primer grado, estábamos a dos años del escándalo de Maradona y el doping. Él era de origen Mulato, hermano de muchos, hombre sin padre e hijo de una madre empleada domestica, desde niño y toda su vida fue canillita de ley y también en su juventud aprovechó y fue maratonista , futbolista, boxeador y  cantante de tango y según mi abuela era uno de los mejores cantantes que vio en su vida, ella me decía que su voz era gruesa e imponente, reinaba el silencio cuando interpretaba a los grandes cantantes, no me acuerdo de sus canciones por desgracia, lo único que recuerdo es la voz de mi abuela Celia, que al mencionarlo cambiaba a un tono pasional y de asombro.
Recuerdo el último día que vi a Juan, por ese entonces yo vivía en su casa, junto a mi mama y mi abuela, estaba jugando al fútbol en el pasillo cuando de repente abrió la puerta de entrada, fui corriendo a abrazarlo, pero tambaleándose y aferrando fuerte su corazón con la mano, me pidió que fuera a buscar a mi abuela, lo hice, ella se desespero y me encerraron en el cuarto para que no viera mas nada. Esa fue la última imagen viva que tuve de aquel hombre inmenso, su corazón dijo basta dos días después, la última vez que lo vi tenia la boca cosida, los brazos cruzados y los ojos cerrados. “Charol” ya era parte del cielo
Hace algunos días me encontraba en mi cama, estaba cansado, tenía que rendir y carecía de fuerzas para estudiar, puse un poco de música. En la calma logré el punto justo entre estar dormido y despierto, escuchaba la música pero mi cuerpo no respondía a los movimientos, todo indicaba que estaba a punto de entrar en el mundo del sueño, pero una melodía cambio mis planes. Reconocí el tema al instante, era Cinders de la banda francesa Enshine, la melodía sonaba y generaba un efecto de oscuridad en mi cabeza,  pero justo en el minuto dos de la canción todo cambio, observe el piso y toda una galaxia de planetas y estrellas de colores se extendían bajo mis pies, frente a mi se agitaba un mar bravo, indomable, las olas rompían allí sin salpicarme, el solo de guitarra dio el puntapié a todo esto y finalmente un piano ingreso en la visión, hermoso, pacifico, dos figuras se dibujaron delante mío, la primera era Juan, tal como la ultima vez que lo vi, con sus pantalones grises y su camisa blanca, se encontraba sujetando firmemente la mano de un chico, me acerque para observar todo con más detalladamente, el chico era yo.

Estando acostado empecé a sentir una fuerte presión en la mano, era el quien me estaba sujetando, su rostro permanecía firme y una leve sonrisa, de esas que el sabia ofrecer asomo por encima de mi cuerpo, sus ojos estaba alegres y tranquilos, era el mismo Juan que me llevaba a trabajar con él. También el que me llevaba a su bar favorito y el que me hizo socio de platense, era el gran Charol que el barrio de Vicente Lopez supo amar.. Sin decir palabra alguna, el minuto cedió y todo desapareció, recobre el reconocimiento y me quede en la cama mirando la mano, todavía tenía la sensación de la presión.  Por un breve lapso de tiempo volví a ver a mi abuelo gracias a la música, se que el piano aquel me lo devolvió por un instante y sin decir nada pude ver su tranquilidad en el rostro. Charol estaba bien. 


Federico Rollini 23/07/2013

miércoles, 17 de julio de 2013

Mas de un viaje

Sabía que conocerte seria
el inicio de un viaje
jamás sospeche que se
necesitaria más de una
vida para ello

Tu “No” resonó varias
veces en mi cabeza
pensé que el viaje se había
terminado y a penas
comenzaba

Sin relegarme, siempre necesitando
que sea parte de tu vida
Anduvimos por ahí riendo
Sin tomarnos de las manos
Solo riendo

Comprendí que esta era
Solo la primera etapa de un viaje
y que dos mil años de ciencia
nunca superarían al factor
suerte

Por eso digo, soy ateo
pero me veo obligado a creer
en la reencarnación, en otra vida
y que la suerte nos vuelva
a cruzar

En esta vida predomino el “No”
pero en otra puede ser el “Si”
solo es cuestión de vivir, amar
morir, volver a nacer y buscarte
así de simple es todo

A diferencia de esta vida
será clave que la suerte sea
nuestra aliada y que mi persona
sea lo primero que veas
en carne y palabras

Nuestros padres juegan un rol
importante, sus decisiones serán
claves para moldear el encuentro
como nos criaran, a que barrió
se mudaran, todo depende de la suerte

Y por fin, después de una vida
existirá una revancha que indique
un nuevo amanecer
que haga justicia por los tiempos
pasados

Espero que me grites con fuerza
que soy la luz que te ilumina,
nuestras manos pueden
ser un gran candado y que el destino

finalmente logre descansar en paz.



Federico Rollini 17/07/2013