La vida nos ha enseñado que la mentira es una creación humana, inimaginable para Dios.
Hoy, sin día ni noche, estoy aquí en frente del todopoderoso jugando al truco.Buen muchacho, de barbas largas negras, medio calvo, ojos achinados y tez rojiza, él tiene un problema y es, pensar que todo esta bajo su control. Él no comprende que la única deidad en este juego es la picardía.
Tres cartas para cada uno, tengo a Hermann a mi lado, observando los grandes momentos del juego, el bueno Fiodor se agotó y se fue a dormir y el “uruguayo” Mario se retiro para reflexionar sobre el paraíso celeste y sus contradicciones.
–Sos mano – señala el creador.
Pésimas cartas, una mano difícil, un beso y dos muchachos con calzas; mmm... no tengo para el tanto, ni para correrlo. Me faltan tres puntos nomás, y a él, solo uno. Tengo que arriesgar, toda la humanidad está conmigo, no los puedo decepcionar.
– Envido y truco – canto con entusiasmo.
Veo los ojos de dios, muy fijos en sus cartas, tiene algo, pero no confía en su mano ni en mí presencia, creo que esta es la primera vez que un hombre lo arrincona.
– ¿Y, pacha mama?... ¿querés o no? Vamos, rápido.
– No me apures humano, el tiempo acá es eterno
– Si lo se, pero quiero aprovechar en otras cosas, en cualquier momento cae un amigo del barrio y quiero tomar un bermú con él. A por cierto, no me gusta que me digas humano, mi nombre es Miguel.
– Lo se. Eres hijo mío - señaló.
– ¡Otra vez con eso!, yo soy hijo de Gabriel Suarez y Margarita Olic , oriundos de Coghlan.
– Yo los cree, por ende todo existe gracias a mí – contestó el todopoderoso enojado.
– Eso no lo se, de lo que si estoy seguro es que ellos se levantaban a las 6 de la matina para traerme un plato de comida todos los santos días. ¡Bueno basta de esto!... Te cante algo. ¿Querés o no?
– Me voy al mazo -dijo con resignación Dios- No confío en estas cartas.
– ¿o no confías en mi? – dije sonriendo
– Ambos – respondió.
Bueno, esta es la ultima mano, me queda un punto y la humanidad podrá sentirse orgullosa de ella misma. El hombre, después de tanto sufrimiento, puede derrotar a su padre supremo y hacerle morder el polvo.
– Bueno, estoy a un punto de ganar, arrancas vos – dije con convicción ( un treinta y tres de envido en las manos alimentaba mi algarabía).
– Real envido – Cantó Dios.
– Falta envido – Respondí.
– No puedo decir que no - contesto.
Una gran sonrisa se dibujo en mi cara
– Estas como las putas – balbucie.
El me miro con furia.
– treinta y tres – dijo sonriéndome
Un golpe duro y seco, no hay nada mas que hacer, perdí.
– Un placer jugar con vos miguel – dijo el Señor. – La próxima vez será.
Dios dejo sus cartas en el mazo, mis ojos se iluminaron como cuan rayo en la tormenta.
– Perdón, mi buen creador, ¿Donde están los treinta y tres? No los vi en mesa.
Sus ojos me miraron con desconfianza.
– Están en el mazo, los puse ahí cuando terminamos – dijo en tono severo.
– Pero yo no los vi – Respondí enojado.
– Pero miguel, ¿vos no crees en lo que te digo? ¿Dudas de mí?
– Todo el tiempo, la duda es la mejor arma de la humanidad, así que, gane.
Y así, me retire caminando, con el pecho inflado y el orgullo por encima de las nubes.
Federico 01/05/11