sábado, 4 de diciembre de 2010

El solitario hombre de la calle florida

Bueno mundo, heme aquí, transitando los últimos pasos en la vida, así es, hoy la tierra tendrá un hijo menos.
Si buscara razones para justificar mis actos podría tardar varios días, por eso me conformo con decir que me canse de respirar, levantarme por la mañana, bañarme y sonreírle a la gente.
Calle Florida, pleno centro porteño, mi sombra deambula entre los miles de turistas, oficinistas y vendedores ambulantes… ¿Sabrán que un enfermo camina entre ellos? ¿Un loco suicida? Calculo que no, porque si bien la morbosidad es condición sine qua non de nuestra cultura, esta se haya oculta tras un manto de hipocresía moral y ética. Amamos el morbo, pero en sociedad renegamos de él. Pobre deseo bastardo. Anhelo que las sociedades futuras hagan justicia por el pobre morbo.
En fin, la 9mm que compre hace unos días, reluce bajo el sol radiante de la ciudad, tomo asiento cerca de un local de comidas rápidas, para no perder continuidad, todo será rápido esta tarde.
El caño del arma se siente fría en la sien, me siento un poco nervioso, tengo que admitir que esta es la primera vez que me suicido, espero que duela poco perder la virginidad cerebral.
Puse el dedo en el gatillo y junto a una hermosa brisa de aire, apreté el detonador.
Bien, ya lo hice, estoy muerto, los pedazos de cerebro se esparcieron por toda la calle dejando manchas de sangre en las esplendidas vidrieras, sin duda, los empleados de Lacoste van a tener bastante trabajo.
Ahora a disfrutar las repercusiones, ¡Vamos! Quiero a toda la prensa, miles de reporteros cubriendo el hecho. Si me permiten recomendarles yo titularía “demencia central” o algo como “tragedia en Florida” si fuese menos amarillista el medio.

Estoy perdiendo la paciencia, hace media hora que me pegue un tiro y todavía nadie se espanto, ni se acerco a ver mi cadáver… ¿Qué mierda las pasa a todos?... ¡Me mate, la puta madre!... ¿Donde esta el espanto? ¿Porque nadie se detiene a verme?.
Mi vida fue intrascendente y mi muerte también… ¡no lo puedo creer!.
Ahí viene una vieja, tal vez ella tenga piedad de este fiambre suburbano… ¡No, maldita sea siguió de largo!
Paciencia zombie, esa señora de ahí parece impresionada, tiene la cabeza apresada entre las manos, seguro que se dio cuenta de lo ocurrido. ¡Eso señora, venga! ¡Vele mi cuerpo cubierto de rosas, mi alma por fin descansara en paz!.... ¿QUE? ¿Me esta jodiendo señora? ¿Ese gesto fue por una promoción de dos paraguas por diez pesos?... ¡Pero si no llueve! No comprendo señora, me acabo de quitar la vida y usted se fija en paraguas.
¡Dios! Ahí viene un vago, talvez el sea el elegido… Creo que Odín me odia, el vago me acaba de sacar la billetera. NOOO… los pantalones nooo! ¡Linyera de orto! Quiero algo de dignidad. Bueno, evidentemente la gente nunca vio un pene pequeño y les parece gracioso, esto no puede ser peor.
Para que hable, un perro se esta comiendo mis restos ¡No por favor no vomites!
¡Era hora, un poco de orden!, la policía esta en camino escucho sus sirenas, alguien debe haber denunciado este hecho...
Bueno, me acaba de robar la policía, mis últimas pertenencias, esto es todo, no más suicidios en los próximos días para mí. Uno solo me vasto para darme cuenta que a la gente no lo llama la atención las desgracias de otros ciudadanos, posiblemente sea mejor robar un banco o tocarles un poco el culo, Ahí seguro que reaccionan.


Federico Rollini 04/12/10

1 comentario:

Ned Flanders dijo...

(...)"Bueno, evidentemente la gente nunca vio un pene pequeño y les parece gracioso, esto no puede ser peor."(...)


JAJAJJAA

merecía un comentario!
muy buen relato xD jaja

un abrazo Fedón,
segui dandole a la pluma

Pedro