Entre sus labios,
en plena sonrisa
se gestó la cicatriz
esa que ahora
forma parte del cuerpo
que se tornó rasgo distintivo
de la tela que cubre el
alma.
La observó por las mañanas
y me animo ha acariciarla
por las noches, temo que
un día no este y me quede
sin nada de ella
que de pronto todo
desaparezca y me de
cuenta con orgullo
que aún queda más
espacio para otra
cicatriz
Federico Rollini 28/02/2014
