Esto no es más que una historia minima, parte de otra más
grande y terrible, inconmensurablemente terrible, pero que sin dudas hace creer
que la rebeldía y la astucia siempre pueden vencer al mal.
Corrían los tiempos de Hitler, el villano más grande de la
historia, Alemania se rendía ante los ideales de una raza superior que gobierne
el mundo, el plan Germania, capital
mundial única, brotaba por las venas de todos los seguidores del régimen nazi.
Pero muchas veces, en la historia, hay excepciones, la gente
de Munich lo sabe bien.
Esta ciudad del sudeste de Alemania, se caracterizo por
rechazar la propuesta de Hitler,
Al resultar victorioso este, construyó una estatua en una de
las entradas principales a la plaza central de la ciudad y dictó como regla,
que todos los “desobedientes” del régimen, ósea los ciudadanos de Munich, debían
realizar el saludo nazi ante la estatua cada vez que cruzaran por allí, en caso
de no realizar este acto, los soldados que montaban la guardia podían hacer uso
de la violencia sobre estas personas.
Sobre el otro costado de la plaza, un grupo de personas que se negaban a
esto, vio en una pequeña pared lindera de una casa, la posibilidad de desafiar al tercer Reich. Esta pared, derivaba en un largo callejón que conectaba la plaza con
otra parte del centro de la ciudad, y fue así, que estos derribaron la pared y crearon
el “Callejón de los Astutos”.Alli el pueblo de "Munchen" se encontro asi mismo, se vistio de pueblo contra la oscuridad. Con el tiempo este callejón fue descubierto por las tropas de la SS pero nadie ya podía borrar el hecho de que la rebeldía había ganado dentro de una ciudad repleta de terror. Pequeñas personas, con pequeños actos, tratando de ser libres en un momento trágico
Federico Rollini 22/11/2012